
¿Pobres Argentinos?
El humo de la crisis no se había disipado todavía y seguíamos ciegos la voz de uno que “no nos iba a defraudar”. Dejábamos atrás ruinas de un país y transitando en esta niebla, todavía atontados por los palos de los militares, caminábamos de regreso al mismo pozo.
Los que debían aparentar sobriedad y resguardar la seguridad aprovechaban a golpear a uno que otro detrás de un escombro. Nuestras esperanzas hechas jirones comenzaban a remendarse con parches… ¡pobres retazos de política!
La luz que nos prometían colaboraba con nuestra ceguera, la noche del gobierno nefasto había sido muy oscura, y así nos dirigíamos al precipicio de esta caverna. Y la peregrinación fuera de este infierno se hacía eterna.
Junto a los escombros, hogueras que quemaban la libertad, el derecho, el orgullo. Al calor de ellas, se cerraban heridas mal curadas que recordamos hasta el día de hoy.
Pero avanzamos, no nos quedamos, sólo que esta vez cada uno se preocupaba por si mismo. Unos pocos levantaban al caído; unos pocos se solidarizaban y era muy extraño no encontrar un interés egoísta en ese gesto.
Nos regalaron espejos que mostraban una hermosa realidad. Reflejaban colores, reflejaban mentiras, reflejaban engaños. ¿Avanzábamos? ¿Volvíamos? Regresábamos. A las ruinas que dejamos atrás hace apenas unos años, pero nosotros mirábamos nuestros espejos. Y la niebla se esfumó. Y el cretino quedo al descubierto, pero ya era tarde.
No nos parecíamos en nada a la gran potencia del norte. Es que, eso justamente nos prometió, y resulto un fraude. Resonaba la tan politizada frase, haciendo eco en las cavernas de la miseria: “No los voy a defraudar”. Y el país del norte bajaba a las ruinas para cobrar lo que nos había prestado, para vestirnos de potencia.
El cretino se atrevía, todavía, a una segunda oportunidad. Tenía chances claro, porque nos regaló espejos de color. La oportunidad la tuvo. Se la concedimos sin dudar. Y él no dudo en saquear el país, lo poco que quedaba en él. Eso si, nos dejó las ruinas, no se llevó los escombros. Las hogueras las dejó prendidas y no dudo en dejarnos las deudas. Y se dijo: “Pobres argentinos”… yo digo: “¿Pobres argentinos?”.
By Esteban Gabriel Vázquez
Realizado en el Taller de Producción y Comprensión de Textos I
Realizado en el Taller de Producción y Comprensión de Textos I
1 comentario:
Buenísimo, un texto analítico, reflexivo y muy, pero muy, ameno y veraz.
Felicitaciones Esteban!!!
Saludos a tutti cuanti...
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